De Alex Campos
De Alex Campos
Mayo: Mes de María | |||
La Iglesia otorga este mes a María para conocerla y amarla más | |||
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Semana Santa es una fecha llena de tradiciones, siendo el recorrido de los Siete Templos una de éstas. Dicha actividad se lleva a cabo en la tarde del Jueves Santo y consiste en visitar siete templos para simbolizar la ida de Jesús al Huerto de los Olivos o de Getsemaní, lugar al que se dirigió después de la Última Cena.
En Caracas, cientos de devotos realizan este recorrido todos los años, siendo las iglesias más visitadas Nuestra Señora de Las Mercedes, Iglesia de Altagracia, Santa Capilla, Catedral de Caracas, Templo San Francisco, Iglesia Corazón de Jesús y la Basílica de Santa Teresa.
Catedral de Caracas
Iglesia La Candelaria
Iglesia Nuestra Señora de Altagracia
Iglesia San Francisco
Iglesia Santa Capilla
Iglesia Sagrado Corazón
Iglesia Nuestra Señora de Las Mercedes
En esta semana santa te invitamos a avivar tu fé cristiana, recordando el sufrimiento que padeció Jesucristo para el perdón de nuestros pecados, te invitamos la pelicula.
En vísperas del segundo domingo de Pascua, domingo de la Divina Misericordia, y de la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, el papa Francisco volvió ayer a pedirles a los jóvenes argentinos que «no le tengan miedo a nada» y «que sean libres», y los convocó a reflexionar sobre su encuentro y compromiso con Jesús. El mensaje de unos 20 minutos de duración fue transmitido por pantallas gigantes instaladas en el Planetario de la ciudad de Buenos Aires , donde se realizó ayer la Jornada Regional de la Juventud, de la que participaron más de 10.000 jóvenes.
«Quiero acercarme a ustedes, me lo pidió el arzobispo de Buenos Aires, y lo hago con gusto. Quiero acompañarlos un instante en esta jornada, en esta Pascua de la Juventud -dijo Francisco-. Estaba pensando mientras bajaba a hacer esta grabación, qué les iba a decir. Que hagan lío, ya se los dije. Que no le tengan miedo a nada, ya se los dije. Que sean libres, ya se los dije. Entonces, me vino a la mente la figura de algunos jóvenes del Evangelio. Algunos jóvenes que se cruzaron con Jesús o de los cuales habló Jesús. Quizás pueda ayudar. Si les sirve, lo asumen, si no les sirve, lo tiran.»
El Papa recordó que el apóstol «Juan era un muchachito y quedaron conmovidos [los apóstoles] por la figura de Jesús, entusiasmados, con ese estupor que produce cuando uno se encuentra con Jesús, y van corriendo y les dicen a los amigos: «¡Encontramos al Mesías! ¡Encontramos a aquél del que hablan los profetas!»».
«¡Encontrarse con Jesús! Vean ustedes esa conducta de los apóstoles. Y después los apóstoles flaquearon, después no se portaron tan bien. Pedro lo negó, Judas lo traicionó, los demás se escaparon. Es decir, después viene la lucha por ser fieles a ese encuentro, el encuentro con Jesús», señaló el Papa, al dirigirse a jóvenes de la arquidiócesis de Buenos Aires y las diócesis de Avellaneda-Lanús, Quilmes, Lomas de Zamora, San Justo, Gregorio de Laferrère, Morón, Merlo-Moreno, San Miguel, San Martín y San Isidro.
Inmediatamente, Francisco los interpeló, y les dijo: «¿Vos, cuándo te encontraste con Jesús? ¿Cómo fue el encuentro con Jesús? ¿Tuviste un encuentro con Jesús o lo estás teniendo ahora? ¡Los jóvenes apóstoles! Piensen en Pedro, Santiago, Juan, Natanael, cómo se fueron encontrando con Jesús».
Con su estilo coloquial, el Papa instó a los jóvenes a reflexionar sobre la pobreza y a las mujeres católicas a «seguir el ejemplo de María», en una jornada de oración, reflexión y gestos que se vivenció a través de representaciones artísticas y musicales, en las que se abordaron temas como la discriminación, la drogadicción, la violencia, el maltrato psicológico, verbal o físico, la trata y la esclavitud.
Al hablar a las mujeres, Francisco les dijo que eran «aspirantes a consolidar con su vida la ternura y la fidelidad. Ustedes están sobre el camino de esas mujeres que seguían a Jesús, en las buenas y en las malas. La mujer tiene ese gran tesoro de poder dar vida, de poder dar ternura, de poder dar paz y alegría».
Al despedirse de los jóvenes, el Papa les deseó que cada uno «se encuentre con Jesús», que «no tengan miedo, miren a Jesús, miren a María y vayan adelante».
En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta…
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas…
Había una vez…
Un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban
permanentemente…
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas, las dos, entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún salió del agua…
Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró…
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza…
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla encontró que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad… está escondida la tristeza.
HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse.
El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.
Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVÓ LA VIDA.
Intrigado, el amigo preguntó:
¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió:
Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.
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